Un grupo de artistas han salido de sus teatros, de sus salas de música y sus salones de baile, para celebrar la vida y el reencuentro, por ello han dispuesto sus trajes de la mejor manera, han tallado sus máscaras; que nos recuerdan el acervo de los carnavales y festividades colombianas. Ahora, después de la crisis, del miedo y la desesperanza; regresan a las calles para podernos transportar a lugares fantásticos donde el color, el brillo, la destreza y los sonidos se mezclan en un crisol que permite a grandes y chicos soñar; disfrutar al paso de la comparsa de una imagen hermosa, pero que a la vez nos asiente a pensar que en cada teatro, en cada casa cultural, en cada salón de arte de esta Bogotá: hay actores, bailarines, músicos, poetas, artesanos y un sinnúmero de artistas; que cada día trabajan para compartir su poética con una ciudad, con una urbe, que pese a las dificultades aún se atreve a ver el mundo con muchos matices.